Nadie sabe bien dónde va a terminar el diálogo en marcha del gobierno con la oposición que el premier Juan Jiménez Mayor anunciara el 14 de agosto en mi programa ‘Buenas Noches’ de ATV+, hace apenas tres semanas, pero lo cierto es que hoy se puede afirmar que la política peruana se encuentra en mejor situación que entonces.
Esto no implica, por supuesto, la desaparición del debate entre gobierno y oposición, algo propio e indispensable en una democracia.
Pero sí es evidente la mejora en las formas empleadas en la relación entre el gobierno y la oposición, algo positivo que ha cambiado el clima general de la política en el país.
Sin embargo, sería un error que a este diálogo incipiente y frágil, que recién empieza, se le exija, como peras al olmo, más de lo que este puede, al menos en este momento, dar.
El objetivo principal en la fase inicial fue bajarle los decibeles al pleito, algo que se ha logrado. En el camino, hay algunos beneficiados, dentro y fuera del gobierno.
Juan Jiménez Mayor. Ha sido, hasta el momento, el principal beneficiario del diálogo pues le ha permitido ganar un espacio político que no tenía, tanto dentro del gobierno, donde logró persuadir de la importancia de cambiar el rumbo de colisión que tenía la estrategia política del gobierno; como fuera de este, pues ha conseguido un mejor perfil propio frente a la oposición. Hasta antes de Fiestas Patrias, corrían las apuestas de que Jiménez tenía los días contados al frente del gabinete, pero después de su protagonismo en las reuniones con todas las fuerzas políticas, es más difícil sacarlo.
Alan García. Ha demostrado en las últimas tres semanas que es el político peruano con mayor capacidad de adaptarse, antes que el resto, al cambio de contexto político para aprovecharlo a su favor. García ha usado este diálogo, en el buen sentido, para mostrarse como un ex presidente con capacidad de propuesta y rostro y equipo técnico.
Ollanta Humala. El Presidente es el potencial gran beneficiario del diálogo pero, también, el principal perjudicado si este fracasa. Algunos comentarios suyos, sin embargo, lo proyectan como el ‘lado duro’ del gobierno con poca vocación por el acercamiento político. Pero eso parece un problema de poca cintura.
Nadine Heredia. El crecimiento del perfil político del premier Jiménez, junto con su anuncio de que no será candidata presidencial, es algo que le conviene mucho y que restablece condiciones para que tenga un papel beneficioso en el gobierno, como una ‘chief of staff’ informal.
Keiko Fujimori. Debería repensar su decisión de no estar en la primera cita, haciendo algo parecido a lo que ha hecho Alan García cuando le tocó ir, el miércoles, a Palacio.
Fuente: La República