La propuesta de una nueva política de diálogo surge a fines de julio del 2012, cuando el país vivía, con casos como los de Conga y Espinar, una delicada y compleja situación en materia de conflictos sociales. A pesar del constante esfuerzo que el Estado venía realizando desde sus distintas instancias por solucionar estos conflictos, después de varios meses las tensiones no cedían. Se hizo evidente la necesidad de un cambio de enfoque.
Fue así que el 28 de julio del 2012 el presidente Humala anunció, durante su discurso y luego de hacer un balance de su primer año de gobierno, una nueva política de diálogo. Al ser designado como presidente del Consejo de Ministros, ratifiqué este compromiso democrático anunciando que el éste sería un gabinete del diálogo.
A partir de ese momento, el Gobierno a través de la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad, bajo la dirección de Vladimiro Huaroc en calidad de alto comisionado, ha logrado una significativa reducción de la radicalidad y la intensidad de los conflictos, lo cual resulta muchísimo más importante y valioso que la reducción de la cantidad de los mismos. Hay que recordar que los conflictos son parte inherente de todo orden social democrático. Lo esencial y saludable es que las sociedades logren canalizar sus conflictos a través de vías institucionales. Con esto ha quedado demostrado el potencial del diálogo como herramienta para superar las diferencias y las tensiones que cotidianamente nos impiden llegar a soluciones para los problemas que nos afectan a todos.
Hoy la propuesta del Gobierno consiste en llevar este enfoque de diálogo al interior del Estado, de las instituciones y entre los partidos políticos y es necesario que esta propuesta sea valorada y entendida en su real potencial.
En la práctica se suele confundir diálogo con otros procesos que son complementarios, como la negociación y la deliberación. En el diálogo los participantes se reúnen para entender los puntos de vista de cada uno y así poder pensar nuevas opciones para ocuparse de un problema común. El énfasis está puesto en la actitud de escucha entre los participantes y en la inclusión de las inquietudes de los otros en la propia perspectiva, sin que esto implique necesariamente llegar ya en esta fase a acuerdos. El objetivo central del diálogo es la transformación de las relaciones, sentar las bases de respeto, confianza y colaboración mutua.
Solo habiendo establecido el diálogo previamente es que se puede pasar a una fase de establecimiento de acuerdos específicos que permitan definir y satisfacer intereses concretos. Porque llegar a acuerdos requiere concesiones mutuas y significativas entre las partes y esto no es posible si no existe confianza, respeto y colaboración entre los involucrados.